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lunes, enero 07, 2008

Mejillones gratinados (Receta Belga)

Hola de nuevo después de dos meses de poca actividad en el blog.

Ante todo FELIZ AÑO 2008 para todos vosotros y mil perdones por no estar en mi cita semanal con vosotros durante estos últimos meses pero el cambio de responsabilidades en el trabajo, las fiestas de navidad y la cada vez más demandante de tiempo de mi hija Audrey me han hecho ausentarme más de lo que me hubiese gustado.

Quiero agradecer vuestros mensajes de felicitación de estos días y vuestros comentarios de experiencias con las recetas que os propongo. Gracias por seguir leyéndome a pesar de mi poco tiempo. Os lo agradezco de corazón.

En fin, durante estos días estoy de descanso y creo que podré publicar al menos un par de recetillas. Hoy quiero proponeros una receta Belga que sale muy buena y que sorprende bastante.

En concreto la preparé para la cena de nochevieja así que podemos decir que fue el ultimo plato del 2007 (o el primero del 2008 según se mire).

Bueno, vamos con la receta:

Mejillones Gratinados (Receta Belga)

Ingredientes:
(Para 4 personas)

1 Kilo de mejillones
Medio litro de vino blanco ( Un albariño o un rueda seco son ideales)
150 gramos de champiñones
2 Cucharadas de mantequilla sin sal
1 Cucharada de Harina
½ Vaso de nata líquida para cocinar (125 ml)
El zumo de un limón
Una cucharadita de sal gorda
Una pizca de pimienta (1/2 cucharadita)
150 gramos de queso Emmental rallado.

Elaboración:

La parte más latosa de este plato es limpiar los mejillones. Es lo primero que debemos hacer y, hay que reconocer que dan trabajo, pero todo es ponerse y en menos de lo que uno piensa están listos.

Para limpiar los mejillones, rascaremos las cáscaras con un cuchillo limpiando las lapas, y algas que pudiesen estar pegadas y tendremos especial cuidado en arrancar las algas que suelen estar adheridas al mejillón.

Una vez limpios los mejillones, ponemos un cazo con el vino a hervir. Cuando el vino esté en ebullición, añadimos los mejillones y los tapamos para hacer que se hagan. De vez en cuando removemos y en unos 5 minutos, se habrán abierto todos o casi todos. Ahora, vamos retirando los mejillones y los guardamos en un bol a temperatura ambiente. Para ello tomamos los mejillones uno a uno, nos quedamos con una sola cáscara (tirando la otra mitad) y los acabamos de limpiar las posibles algas que pudiesen tener aún adheridas.

¡OJO!, es importante que aquellos mejillones con la concha rota o que no se abran los tiréis porque puede ser un indicativo de que están malos y os aseguro que comerse un mejillón pocho no es nada recomendable para el estómago.

El caldo resultante (el vino con el agua que hayan soltado los mejillones) lo colamos y reservamos un vaso (250 ml) y el resto lo tiramos.

Bien, ya hemos hecho la primera parte. Reservamos los mejillones.

Lo siguiente que tenemos que hacer es limpiar y laminar los champiñones. Para ello, los pelamos con cuidado, les quitamos las piedras y la tierra que pudiesen tener y los lavamos bien. Después, con ayuda de un cuchillo afilado hacemos láminas de champiñón lo más finas posibles.

Ahora, en un bol mezclamos la mitad de mantequilla con la harina con ayuda de un tenedor hasta que quede una pasta suave y reservamos.

En una cazuela, ponemos la otra mitad de la mantequilla y la calentamos hasta que se derrita y esté caliente. En ese momento incorporamos los champiñones y dejamos que se sofrían y se cocinen hasta que estén tiernos (soltarán agua) y estarán en unos 4 minutos. Añadimos ahora el líquido reservado de la cocción de los mejillones, mezclamos y dejamos que llegue a ebullición.

Bajamos el fuego y añadimos la mezcla de harina y mantequilla restante, la nata, el zumo de limón, la sal y la pimienta y removemos hasta que todo esté uniformemente mezclado. Dejamos cocer a fuego medio revolviendo de vez en cuando y dejando que se reduzca hasta 2/3 de la cantidad actual. Tiene que quedar cremoso pero no espeso.

Ahora ponemos los mejillones uno a uno sobre la bandeja del horno, cubrimos cada concha (con su respectivo mejillón) con una cucharada de la salsa y por último esparcimos el queso rallado.




Ahora sólo queda gratinar en el horno hasta que el queso se derrita y listo. Retirar a una fuente y comer enseguida calentitos.


Y ¡listo!. A disfrutarlos. Espero que os animéis a prepararlos y me contéis luego.
Bueno señores y señoras, hasta otro ratito. Besos para ellas y abrazos para ellos, cuidaros hasta mi vuelta.

Papi.

1 Comments:

Blogger Rosa said...

Que bien suena esta receta. Tiene pinta de estar deliciosa. Me la apunto.
Rosa

2:01 p. m.

 

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